Yo no busqué ser consultor
La consultoría no era mi llamado. No soñaba con ello y ni sabía de qué se trataba. De hecho la ingeniería en tecnologías computacionales tampoco fue mi primera opción. Hace años estudiaba una licenciatura en animación y arte digital. Lo que más me llamaba la atención era lo segundo. Yo estaba fascinado con el mundo híbrido del arte y la tecnología.
El JP de secundaria era un nerd que se pasaba horas, sólo frente a su computadora, picándole a todo en photoshop. Participaba en foros donde otros personas (yo supongo que también otros niños como yo) compartíamos y criticábamos nuestras creaciones.
Al mismo tiempo, siempre me llamó la atención la programación. Era un niño arrogante que se jactaba de probar cosas que leía en internet. En ese entonces, la seguridad de los navegadores no era tan priorizada, y uno de los scripts que más me gustó poner en el salón de computación de secundaria usaba un VBscript para abrir y cerrar la unidad de CD de una computadora. Incluir este script dentro de una ventana que con javascript abría una copia cada que la cerrabas podía obligar al usuario a matar el proceso desde el administrador de tareas. Ah... travesuras de un nerd de secundaria.
No lo hacía de manera encubierta. Recuerdo haberle presumido a mi maestra de computación de secundaria lo que podía hacer. Probablemente por eso nunca me interesó el hacking, la creación de malware o cualquier cosa realmente maliciosa. Me gustaba el aspecto creativo detrás de los scripts, no tanto el realmente afectar a alguien. Por eso no era enteramente un script kiddie.
Eventualmente no me titulé como artista digital, me titulé como ingeniero. No tenía muy claro en qué empresa quería trabajar. Seguía especializado en tecnologías web - interés cautivado desde aquél momento en que jugaba en secundaria. Por pura casualidad terminé en una consultoría que tenía un solo proyecto enteramente web. El barco se estaba hundiendo, y consistía en el desarrollo de un sitio de reservaciones basado en PHP y MySQL. Al inicio hacía muchas actividades de bombero, apagando fuegos que eran producto de una mala definición de requerimientos, una mala estimación de tiempos, o simplemente bugs de casos de uso que nunca fueron sujetos a testing.
El barco se salvó y yo me fui moviendo a otros proyectos. Obtuve mi maestría en ciencias computacionales avanzadas. Mis materias favoritas eran las de modelación y consultas de bases de datos. Pero ningún otro proyecto de consultoría era de tecnología web. Por casualidad terminé especializándome en la gestión y gobernanza de datos. Curiosamente, es similar a la seguridad informática en que el eslabón más débil casi siempre es humano. Ya van a ser 8 años, donde cada vez hago menos cosas técnicas, y ahora me desarrollo más como consejero funcional.
No se cuál era el propósito de esta entrada, pero tal vez es decir que mi cerebro híbrido al que le gusta el arte, la creación y la tecnología resultó ser bueno para la consultoría. Y si hay alguien como yo que no sabe a qué dedicarse, ésta podría ser una buena opción.